El Molino de Odeceixe es un referente del paisaje local, aun en funcionamiento, donde se puede presenciar el proceso artesanal de molienda de grano. Desde aquí, se puede disfrutar de una impresionante vista panorámica.

Iglesia del siglo XVI, reconstruida en el siglo XVIII tras el terremoto de 1755. Presenta una portada renacentista y su interior es sumamente sencillo, con una sola nave y un arco triunfal. Cabe destacar el retablo de la capilla mayor, una obra de madera policromada decorada con tallas barrocas doradas. Una de las alas de la iglesia alberga actualmente el Museo de Arte Sacro Monseñor Manuel Francisco Pardal.

Construida sobre una colina con vistas al río, la ocupación humana de esta zona se remonta a la Edad de Hierro. Permitió el control del puerto fluvial que la conectaba con el mar y protegía a la población de los ataques enemigos. Una extensa zona amurallada, con dos torres que refuerzan sus defensas. Desde sus murallas, se puede contemplar la llanura y la serie de colinas que conducen a la playa de Monte Clérigo.

Una playa tranquila con una curiosa costa recortada. Está protegida al norte por un acantilado y al sur por las casas que conforman este pueblo pesquero, que en verano se convierte en un popular destino turístico. Cuenta con un restaurante que sirve platos tradicionales, principalmente pescado y marisco. Esta playa forma parte de la red de Playas Accesibles, ofreciendo todo el equipamiento necesario para personas con movilidad reducida.

Una playa ubicada en un pueblo pesquero, enclavada en un pequeño valle con un paisaje paradisíaco. Enclavada entre acantilados, está atravesada por el río Ceixe, que separa el Alentejo del Algarve. Se construyeron barreras en la arena para intentar asegurar las dunas. El agua es fría y agitada, pero ofrece excelentes condiciones para practicar surf y piragüismo. Hay algunos restaurantes que sirven platos tradicionales. Se recomienda un paseo por el centro de Odeceixe, un viaje en el tren turístico o una parada en el mirador de Ponte Branca.

Ubicada en un pequeño pueblo pesquero, esta playa es una encantadora concha de arena rodeada de barrancos grises que se extienden hasta los cabos. Un paisaje verdaderamente exuberante, realzado por la estatua de piedra de la Aguja, un acantilado cónico grande, oscuro, estrecho y puntiagudo que se alza sobre el mar en el extremo sur, y los restos de la antigua fortaleza del siglo XVII. El mar azul claro y transparente está salpicado de abundantes rocas mezcladas con la arena. Ideal para practicar surf. Hay algunos cafés y restaurantes que sirven platos típicos a precios moderados.

La playa se encuentra en el Parque Natural de la Costa Vicentina y el Suroeste Alentejano. Es una playa muy turística y hermosa, con arena bien protegida por altas dunas. Aquí se puede elegir entre las olas del mar o la calma del río. Cuenta con un pequeño bar que sirve comidas ligeras.

Piscina de 16,66 metros de largo por diez metros de ancho, dividida en cinco carriles.

Espacio polivalente donde se desarrollan diversas actividades culturales, sociales y deportivas.

Espacio donde diversas actividades culturales y sociales.