Cuenta la leyenda que quien moje el dedo en este manantial quedará preso para siempre en Vizela. En las profundidades de la ciudad, las aguas sulfurosas brotan de esta pequeña fuente.

Un monumento prerrománico, también conocido como Castro, es un sitio remoto y legendario, considerado milagroso. Se encuentra en la cima de una colina y cuenta con un mirador con impresionantes vistas.

En el interior de este templo, los retablos tallados evocan intervenciones de la época joánica. Renovaciones posteriores añadieron medallones a los tabernáculos, altares laterales y techos de nichos.

Una casa señorial de estilo ecléctico, de planta rectangular y con una capilla en su interior. Actualmente, además de ser una vivienda particular, sirve como centro de producción agrícola. Esta casa ha estado vinculada a los momentos más significativos de la historia portuguesa y ha albergado a figuras de gran prestigio como Camilo Castelo Branco, José Régio y el obispo Trindade Salgueiro.

De forma rectangular y cubierto con una suave capa de azúcar, el bolinhol es el dulce tradicional de Vizela, estrella de las romerías y ferias gastronómicas. Fue en estos eventos donde se hizo famoso, ya que se vendía envuelto en lino. La receta original del bolinhol fue creada por Doña Joaquina Ferreira da Silva entre 1874 y 1922 y se ha transmitido de generación en generación.

Puente romano de granito, con tres arcos de medio punto y dos tajamares. El tablero es curvo, y las barandillas y parapetos son de piedra maciza. Formaba parte de la vía militar romana de Amarante a Braga. Actualmente, con el fin de rehabilitar y adaptar sus orillas, se ha creado una zona de ocio donde los visitantes pueden disfrutar de las zonas verdes adyacentes.

Un parque con especies de vegetación raras. Un lugar de gran belleza, con un lago y manantiales de agua sulfurosa. Ideal para agradables paseos.

Necrópolis con un conjunto de siete tumbas excavadas en la roca, situada cerca de la aldea de Rosário.

Iglesia de arquitectura manuelina, barroca y rococó, con una sola nave, presbiterio con acceso a la sacristía, coro y púlpito. En su interior, destacan las pinturas manieristas.

Iglesia barroca de la época josefina. Destacan el retablo dorado del presbiterio y los paneles de azulejos barroco-rococó que representan la Última Cena y el Lavatorio de los Pies, obra de Policarpo de Oliveira Bernardes. Sufrió una profunda remodelación durante el reinado de Juan V.