Un gran lago, ideal para románticos paseos en gaviota, ubicado en el bosque de Bussaco.

Es uno de los veinte escalones de la Vía Sacra do Bussaco.

Fue aquí donde, el 27 de septiembre de 1810, se libró la Batalla de Bussaco, en la que Wellington, al mando de las tropas anglo-portuguesas, derrotó al ejército francés al mando de Massena. Este importante momento histórico, que marcó el fin de las invasiones francesas, está representado en algunos de los azulejos del interior del edificio, ahora convertido en un lujoso hotel. Enclavado en el majestuoso Bosque de Buçaco, ofrece un impresionante conjunto arquitectónico, histórico y paisajístico.

Agradable jardín con lago, ideal para un relajante paseo.

Ubicado en una masía del siglo XVI, este espacio está dedicado a la etnología, con objetos que representan la vida agrícola, la industria cerámica, el ferrocarril, la indumentaria, la artesanía, los utensilios cotidianos, el arte sacro, la arqueología y el cerdo.

Del antiguo convento de las Carmelitas Descalzas solo quedan la fachada, la iglesia y el claustro. Destacan la obra de brecha de la fachada y los coloridos murales de mosaico, que evocan vagamente el arte del Lejano Oriente.

Las vistas desde aquí son impresionantes. Se extienden desde el océano Atlántico (al oeste), hasta la Serra da Estrela (al sureste) y más allá de la Serra do Caramulo (al noreste). El Bosque Nacional de Buçaco destaca en el paisaje.

Un espacio con excelentes vistas del entorno, elegido por el general inglés Crawford en 1810 para establecer su puesto de mando durante la Batalla de Bussaco.

El cochinillo a la bairrada es, sin duda, la mayor referencia culinaria de esta región, en la Beira Litoral. La cría de cerdos es una práctica común desde el siglo XVII. El cochinillo se asa en un asador durante dos horas en un horno de leña. De un color amarillo oro, es un plato muy apreciado tanto por lugareños como por visitantes que se acercan a degustar el sabor único de la carne.

Ubicado en la ladera occidental de la Sierra de Buçaco, este es el lugar ideal para recargar energías. Las aguas termales de Luso brotan de la parte central del balneario, ubicado en el centro del pueblo. Sus aguas son especialmente recomendadas para afecciones de las vías respiratorias, problemas del sistema circulatorio, trastornos metabólicos y endocrinos, enfermedades reumáticas y trastornos musculoesqueléticos.